No tengo apenas tiempo últimamente, pero me da bastante pena tener el blog tan abandonado (y más viendo todos los borradores que tengo a medias...). Así que escribo una entrada breve para brindarle un poco de vida a ésto. Recomiendo a todo persona con un mínimo interés en la poesía que le de una oportunidad a Ángel González. Hay muchos buenos poetas en lengua castellana en el siglo XX, pero sin duda su espíritu crítico e irónico hacen de él un autor bastante particular. Su poesía es capaz de despertar tanto una sonora carcajada como la reflexión más profunda e íntima.
Cualquier libro está bien para conocerle, pero para una buen vistazo general a su obra es recomedable la antología Palabra sobre Palabra, cuya selección es muy correcta. Aunque su obra lírica tenga ya bastantes años, la mayoría de poemas suenan muy cercanos y no requieren de un extenso conocimiento de su conocimiento vital para poder disfrutarlos con plenitud, lo que los hace muy accesibles. Y bueno, aquí dejo una pequeña muestra.
DIATRIBA CONTRA LOS MUERTOS
Los muertos son egoístas:
hacen llorar y no les importa,
se quedan quietos en los lugares más inconvenientes,
se resisten a andar, hay que llevarlos
a cuestas a la tumba
como si fuesen niños, qué pesados.
Inusitadamente rígidos, sus rostros
nos acusan de algo, o nos advierten;
son la mala conciencia, el mal ejemplo,
lo peor de nuestra vida son ellos siempre, siempre.
Lo malo que tienen los muertos
es que no hay forma de matarlos.
Su constante tarea destructiva
es por esa razón incalculable.
Insensibles, distantes, tercos, fríos,
con su insolencia y su silencio
no se dan cuenta de lo que deshacen.
de Prosemas o menos (1985)
ESO ERA AMOR
Le comenté:
—Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
—¿Te gustan solos o con rimel?
—Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
de Breves acotaciones para una biografía (1971)
Los muertos son egoístas:
hacen llorar y no les importa,
se quedan quietos en los lugares más inconvenientes,
se resisten a andar, hay que llevarlos
a cuestas a la tumba
como si fuesen niños, qué pesados.
Inusitadamente rígidos, sus rostros
nos acusan de algo, o nos advierten;
son la mala conciencia, el mal ejemplo,
lo peor de nuestra vida son ellos siempre, siempre.
Lo malo que tienen los muertos
es que no hay forma de matarlos.
Su constante tarea destructiva
es por esa razón incalculable.
Insensibles, distantes, tercos, fríos,
con su insolencia y su silencio
no se dan cuenta de lo que deshacen.
de Prosemas o menos (1985)
ESO ERA AMOR
Le comenté:
—Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
—¿Te gustan solos o con rimel?
—Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
de Breves acotaciones para una biografía (1971)
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