lunes, 17 de agosto de 2015

Crímenes y castigos


Sherlock Holmes: Crimes & Punishments (Frogwares, 2014) es otro de esos juegos que he agradecido que pusieran en el catálogo de PSN Plus (si bien el servicio está de capa caída desde hace un tiempo), ya que probablemente no lo hubiera jugado de no haber aparecido ahí. Aunque con altibajos, es una aventura gráfica más que decente.


El titulo se inscribe en la saga Las Aventuras de Sherlock Holmes, pero no he jugado ningún otro, así que me centraré en éste en exclusiva. Como fan de los relatos y novelas originales del personaje, he de decir que la adaptación del mismo –así como de Watson y Mycroft, entre otros- está bastante bien; con un foco importante en sus excentricidades pero correcta. Quizá se le resta un poco de importancia al personaje de Watson, pero resulta en favor de que el jugador adquiera un papel entre él y el propio Sherlock. Resultan agradables algunos detalles de la ambientación como referencias a casos originales y otros datos –sobre todo en los archivos- o la importancia de los irregulares de Baker Street, con Wiggins como cabeza visible (a ver si un día reseño Sherlock Holmes Detective Asesor, que también está muy bien).

El juego se estructura en 6 casos autoconclusivos, algunos más complejos que otros y que en general saben mantener la esencia de las historias de Sir Arthur Conan Doyle. Algunos resultan bastante sencillos pero claro, puestos en la piel de Sherlock Holmes…


Para explorar el jugador puede optar por una vista en tercera o primera persona, pero ambas padecen los mismos problemas de control: uno de los principales inconvenientes del juego. Creo que cualquier jugador no tardará en sentirse frustrado con la mala respuesta del movimiento (y control en general) porque básicamente el juego avanza con Sherlock andando de un lado para otro, buscando pistas y hablando con los testigos y sospechosos. Resulta especialmente molesto mientras tratas de resolver alguno de los interesantes y numerosos puzles (aunque muchos pecan de simpleza). Personalmente, en el caso del tren, tuve que saltar un rompecabezas porque el juego me impedía seleccionar una pieza que debía mover y colocar en otro sitio para resolverlo. Por ello se agradece que se haya incluido esa opción de saltarlos sin engendrar ninguna repercusión negativa, algo que al principio me extrañó.

Una de las cosas que más me gustaron es que la excepcional capacidad perceptiva de Sherlock (algo fundamental en el personaje original) está integrada como mecánica del juego, tanto en la exploración como en las conversaciones. Al conocer a alguien se permite activar una función para repasar varias características físicas con las que Sherlock realizará un perfil de dicha persona, y esto nos ayudará en las futuras conversaciones que tengamos y en nuestras propias elucubraciones como jugadores.



Porque sin duda lo que más llama la atención del título es el sistema de deducción. Mientras vamos descubriendo pistas, éstas nos irán dando acceso a ideas que las representan y que se almacenan en un registro. Cuando vinculemos alguna de ellas a otras, se nos abrirá un nuevo registro de puntos clave en la línea de pensamiento para resolver el caso, con forma de red neuronal. Sin embargo, y eso es en realidad lo más interesante, algunas de ellas serán algo ambiguas y permitirán varias opciones, pudiendo alguna de ellas ser contradictoria con otras deducciones. Por ejemplo, en el primer caso se deduce que cierta herramienta es demasiado pesada para alguien que no esté en forma pueda usarla… pero también se nos sugiere que podría emplearse entre dos personas menos fuertes.

Cuando tengamos todas las deducciones desarrolladas, según las conexiones que hayamos establecido (en favor de unas opciones u otras) conseguiremos llegar a distintas posibles soluciones (el número total varía entre los distintos casos). Del jugador depende revisar las pistas para dictar sentencia sobre una u otra, teniendo en cuenta que las diferencias entre algunas son pequeños matices, pero que albergan su importancia.

Una vez decididos, también se ofrece la opción de evaluar moralmente el crimen: de ahí el nombre del juego, además de la alusión a la obra de Dostoievski. Esta elección permite atenuar el castigo impuesto al culpable por consideraciones personales y circunstanciales. En lo jugable parece algo accesorio en un primer momento, pero lo cierto es que crea una dimensión de reflexión moral que sienta muy bien a la narrativa del título. E incluso permite poner en manos del jugador un aspecto –lo moral- que precisamente al personaje de Sherlock Holmes no le interesa demasiado.


Los gráficos no son nada del otro mundo pero cumplen su función. El juego usa el motor Unreal Engine 3 pero no parece estar completamente optimizado, ya que en ocasiones hay algunos tirones y errores gráficos. Aun así el modelado y las texturas de los personajes es bastante correcto (no así las animaciones) y los escenarios son detallados y sumergen de manera efectiva en la ambientación.

En definitiva, al juego le faltan cosas por pulir –sobre todo el control y que resulta algo fácil- pero las buenas ideas y aciertos que tiene son, unidos a las propias historias de los casos, motivos más que suficientes para que todo aquel al que le guste el género le dé una oportunidad. Además, me ha dejado con bastantes ganas de esperar el siguiente título de la saga. 

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