Un cuento de hermanos

Brothers a Tale of Two Sons (Brothers) es un título que me había llamado la atención y por ello me alegré cuando lo pusieron en el servicio Playstation Plus. Siempre me han gustado los plataformas con puzles, o que al menos requieran de cierta dosis de ingenio en general para avanzar, y aún más si disponen de distintos personajes que se complementan.

Habrá que levantar el puente desde el otro lado...

Dicho esto, Brothers no es exactamente lo que me esperaba: no encaja del todo en la clasificación anterior. Sí es un plataformas que requiere la cooperación de los dos protagonistas para avanzar, pero en general no porque sus habilidades se complementen (ya que son prácticamente iguales), más que nada, se necesitan dos personas para interactuar satisfactoriamente con el entorno. Al ser así, la parte de ingenio requerida mengua considerablemente, pero esto no hace más que más que mejorar la importancia de uno de sus puntos fuertes, la narrativa.

Con cada mitad del mando manejamos uno de los dos hermanos. Y con la unión efectiva de este control se genera la trama. Claro, en todos los juegos es así, al avanzar se va desarrollando la trama... Pero en este título el efecto es más perceptible, se manifiesta de cierta manera que hace que la experiencia sea más sustancial: el mismo camino recorrido es una parte importante de la historia.

Emm... ¿Hola?

Un ejemplo se da nada más iniciar el juego, el hermano grande apremia al pequeño, quien está frente a la tumba de su madre. La corta secuencia introductoria termina abocándonos de lleno al mundo del juego, del que no sabemos nada. Apenas podemos ver un ambiente rural, construcciones de madera y mecanismos como molinos, ruedas y palancas. Los gráficos son sencillos pero vistosos y junto a la música nos introducen de manera muy efectiva en una ambientación propia de un cuento de hadas. Los efectos de sonido también aportan una contribución importante a esto, ya que no entendemos el idioma que hablan lo habitantes del mundo, ni están subtituladas sus intervenciones.

Como apuntaba anteriormente, la trama no se explica, se presencia al ir avanzando. La misma resolución de los puzles se integra en ella, llevándonos de un lado a otro e instándonos siempre a seguir hacia delante. Las pocas secuencias son breves y hacen la misma función, en general narran los encuentros de los protagonistas con pnjs, como unos trolls o una mujer en una situación comprometida. Asimismo, el recuerdo de la madre y la enfermedad del padre planean sobre todo el viaje. Los puzles por su parte se basan generalmente en activar mecanismos que permitan a los dos hermanos avanzar o ayudarse de alguna manera parecida. Básicamente requieren un poco de habilidad y más bien poco ingenio, sobre todo si estamos acostumbrados a juegos de este tipo. La parte buena es que la ambientación consigue que se hagan variados y no aburran, pese a que se basen prácticamente en las mismas mecánicas simples. 

Un factor que se une a la fluidez y armonía entre narrativa y jugabilidad es la baja dificultad, ya que propicia un mayor interés por el mundo, por observar los detalles del mismo. La ausencia de explicaciones provoca que nuestra imaginación eche a volar. ¿Qué hacen los trolls en las minas? ¿Por qué tienen una prisionera? ¿A qué se debió la guerra que ha dejado un campo de batalla tan sangriento? ¿Por qué el poblado parece abandonado? Algunas sí se resuelven explícitamente, pero para otras ni tan siquiera parece haber pistas.

Soy consciente de que no digo mucho, pero Brothers es uno de esos casos en que lo mejor que se puede decir sobre la obra es que se experimente, sin comentar demasiado al respecto, para no chafar la propia experiencia. La sensación de inmersión en un mundo de hadas, o una fábula como las que leíamos de pequeños es intensa y hace la historia muy cercana. Como la siguiente imagen sugiere, es un título para jugar con calma, sin prisa por acabarlo, y disfrutar del camino, sentándose en los bancos para tomar un respiro siempre que apetezca.

Si alguna de las cosas que he comentado os atrae dadle una oportunidad, porque además es un juego corto (que hoy en día también es de agradecer). Esa oportunidad se convertirá en la ocasión de experimentar de otra manera esas lecturas de la infancia.