martes, 26 de mayo de 2015

La Mitad Oscura

Tengo un leve recuerdo de haber leído Carrie hace bastantes años, y me molestaba no recordar especialmente cómo resultaba leer a Stephen King. Me encanta El Resplandor y nunca me ha avergonzado de explicar que (aunque obviamente me escudo en puntualizar que era muy pequeño) cuando vi la primera parte de It apenas pude dormir y no quise ver la segunda la semana siguiente. Así que hace un tiempo decidí subsanar esto y el libro elegido, por una recomendación, fue La Mitad Oscura (1989).

Thad Beaumont es un escritor que, pese a un inicio prometedor de su carrera se ve impedido por un bloqueo. Para superarlo decide probar suerte con un juego: escribir bajo un seudónimo. El método surte efecto, consigue escribir varias novelas que cosechan éxito, pero con un estilo distinto, muy visceral. Pero pronto deja de ser un juego inocente, Thad inventa una apariencia, una personalidad, un pasado e incluso unos hábitos para su seudónimo George Stark y algunos de estos últimos se manifiestan en él, como el consumo de alcohol o el tabaco, y hacen su convivencia más difícil.

La novela se inicia con algunas escenas de la infancia de Thad. Las más importantes: una en la que germina su interés por la escritura y otra en la que los médicos descubren -anticipado por el sonido de gorriones alzando el vuelo- un tumor en su cerebro que, aunque es extraído satisfactoriamente, resulta ser los restos de un gemelo nonato. Y posteriormente pasa a la situación de inicio del grueso de la trama. Thad está intentando volver a escribir bajo su nombre y, como un periodista está a punto de desvelar el secreto de su seudónimo, sus editores ofrecen la exclusiva del mismo a una revista. Sin embargo, cierto tiempo después de la revelación empieza a morir gente relacionada con la publicación de la revista y el fin de George Stark, y las huellas de Thad se encuentran en las escenas de los crímenes… A partir de ese momento Thad busca la manera de hacer frente a la amenaza y proteger a su familia.

En cuanto al estilo, no puedo decir que sea lo que más me ha gustado. El afán realista (y) descriptivo se me hizo algo pesado en ocasiones, si bien reconozco que en otras cumple su función con creces (sobre todo la de conseguir una mayor inmersión). El papel de Elizabeth en la trama tampoco me ha gustado, ya que funciona más como madre y esposa que como mujer o personaje autónomo en las no muchas actuaciones relevantes que tiene en la novela; y que se resumen básicamente en sentir miedo, apoyar a su marido y defender a sus hijos. Lo poco que se ahonda en su psicología es básicamente para sustentar lo anterior.

Por otro lado, ninguno de los otros personajes que aparecen en la trama, a excepción del comisario Pangborn, manifiestan mucha profundidad; pero están bien caracterizados y cumplen cierta función. Como por ejemplo los hijos de Thad y Elizabeth, que son gemelos de pocos años de edad, realizan los mismos gestos a la vez y a veces cuando uno se hace daño el otro también llora, lo que hace plantear a Thad lo posibilidad de un vínculo extraño entre ellos.

Thad y Stark sí quedan mejor representados, con multitud de detalles y vinculados a la escritura, que funciona como otro personaje más de la trama. Hechos como que stark necesite unos lápices determinados para escribir o que el proceso de escritura le consuma no se quedan como meros añadidos, si no que aportan cierta profundidad a la historia. Del mismo modo en que lo hace el simbolismo de los gorriones o los sueños de Thad.

El final sí me ha gustado porque la resolución es algo ambigua. Thad consigue lo que se propone, pero la advertencia que le dejan los psicopompos contiene muchísima fuerza, consiguiendo que el lector intuya que el futuro (no cubierto en la novela), no será muy apacible. De hecho leo en la Wikipedia, al escribir esta entrada, que algunos de los personajes aparecen en otras obras del autor, pero como no lo sé de primera mano…

Quizá el principal reclamo, como historia de teror es el componente fantástico, violento y sangriento que rodean las escenas de George Stark; pero a mi modo de ver el elemento que tiene mayor peso es la reflexión sobre el proceso de escritura, y de los miedos y deseos de los seres humanos. Entre otras, la principal cuestión que plantea es la posibilidad de ponerse en la piel de otra persona para escribir, y por tanto pensar de manera distinta a la tuya. Idea que queda problematizada al tratar responder si ese proceso es pura imaginación, invención, o es en realidad el acceso a una parte oculta u olvidada de uno mismo. O, incluso, si no son lo mismo ambas cosas.

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